Insumos bio: Sostenibilidad, productividad y rentabilidad

Nutrir el suelo, proteger los cultivos ante plagas, prevenir y/o tratar enfermedades de las plantaciones y mejorar la calidad y la seguridad en la siembra, la cosecha y la postcosecha son aspectos esenciales para garantizar productos de calidad. Fitosanitarios, fertilizantes, sustratos, vitaminas, agentes de control biológico, desinfectantes, semillas, técnicas de abono… El uso de insumos es habitual en el mundo agrícola. No obstante, la gran mayoría son sustancias que entran en conflicto con la producción ecológica, como el cobre, los nitratos o el aceite mineral.

La normativa ecológica europea no permite el uso de sustancias químicas de síntesis, pesticidas ni vitaminas sintéticas para nutrir el suelo, proteger las plantaciones ante plagas, prevenir y/o tratar enfermedades. En concreto, el Reglamento (CE) 834/2007 limita la gestión y la fertilización natural del suelo al uso de sustancias naturales o derivadas, o fertilizantes minerales de baja solubilidad, excluyendo los fertilizantes minerales nitrogenados y los Organismos modificados genéticamente (OMG).

Biodegradables, eficaces e inocuos

A diferencia de los insumos convencionales, los insumos ecológicos —que engloban biofertilizantes, bioestimulantes y abonos ecológicos— encuentran su base en microorganismos, extractos vegetales o derivados que promueven y favorecen la nutrición y el crecimiento natural de los cultivos. Son generalmente hongos y bacterias que pueden asociarse de manera natural a las raíces de las plantas, facilitándoles de manera directa o indirecta la disponibilidad de nutrientes tales como el agua, el fósforo o el nitrógeno atmosférico presente en el suelo.

Es su condición orgánica la que los convierte en una alternativa biodegradable e inocua, tanto para el medio ambiente, como para los animales y las personas, a los insumos de síntesis química. Son sustancias no tóxicas, que no presentan residuos químicos y contribuyen a mejorar la salud de las plantas, así como a incrementar la eficiencia de los cultivos y aumentar el rendimiento agrícola de manera sostenible y en cualquier tipo de producción. Permiten obtener mayores y mejores producciones a menos costo, por lo que resultan económicamente rentables.

“Los insumos de síntesis necesitan mucha energía para fabricarse”, explica el presidente del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana (CAECV), Vicente Faro Carrió. “Las empresas que elaboran productos fitosanitarios ven esta línea de investigación: una fertilización compatible tanto en agricultura convencional como en ecológica y que resulta más barata. Podemos utilizar otro tipo de fertilización que, introducida de manera comunitaria, no contamina acuíferos, abarata el coste y mantiene la producción”, añade.

Así mismo lo afirma el mismo Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), Luis Planas: “Los bioestimulantes son un insumo clave para una agricultura más sostenible, productiva y rentable”.

Certificación: garantías y oportunidades

En ocasiones, muchos fabricantes de fertilizantes se encuentran con dificultades a la hora de discernir entre las materias primas y los procesos permitidos para que los agricultores ecológicos puedan utilizar sus productos. No obstante, existen certificaciones especiales para insumos aplicables y aprovechables en agricultura ecológica, como las normas UNE.

Las normas UNE (Entidad Española de Normalización) constituyen las máximas garantías para el sector ecológico. Creadas en 2017 por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), con la participación de empresas especializadas en la certificación ecológica, son las primeras normas públicas a nivel europeo que armonizan y regulan la certificación de los insumos utilizables en la agricultura ecológica. En concreto, se publicaron tres normas: UNE 142500 sobre ‘Insumos utilizables en la producción vegetal ecológica. Fertilizantes, enmiendas y sustratos de cultivo’; UNE 315500 sobre ‘Insumos utilizables en la producción vegetal ecológica. Productos para la gestión de plagas y enfermedades’; y la Norma UNE 66500 ‘Requisitos mínimos para la certificación de insumos utilizables en producción vegetal ecológica según las dos previamente mencionadas’.

A su vez, estas certificaciones de calidad abren la puerta al mercado internacional. Con el aumento de la producción ecológica en los últimos años, la necesidad de disponer de insumos ecológicos aptos para este tipo de sistema productivo se ha hecho evidente y la investigación y el desarrollo biológico y técnico se presenta como una oportunidad.

Según explica Juan Manuel Sánchez, director gerente de CAAE, en un artículo publicado en noviembre, “España es el único país que cuenta con unas normas públicas para regular los insumos utilizables en agricultura ecológica, lo que supone una ventaja importante para los fabricantes que conocen con detalle los requisitos que deben cumplir para que sus productos puedan contar con el sello CAAE de insumos UNE y, de esta forma, facilitar el acceso eliminando o reduciendo las barreras al sector productor ecológico de forma global”. Desde 2001, CAAE ha certificado más de 1.100 insumos entre fertilizantes, fitosanitarios y sustancias básicas correspondientes a más de 140 empresas.

Avances técnicos en Europa

En esta misma línea se encuentra el proyecto RELACS (Replacement of Contentious Inputs in Organic Farming Systems). Impulsado por FiBL, su objetivo es desarrollar y validar alternativas a los insumos conflictivos en la producción de cultivos ecológicos (cobre, aceites minerales, insumos nutritivos) y en la producción ganadera (antihelmínticos, antibióticos y vitaminas sintéticas) y proponer hojas de ruta para su aplicación. Pues las estrategias europeas «De la Granja a la Mesa» y «Biodiversidad» añaden la necesidad no sólo de sustituir las prácticas problemáticas para el medio ambiente, sino también de proporcionar alternativas ampliamente accesibles y rentables en cantidades suficientes.

En agosto de 2022, el coordinador del proyecto, Lucius Tamm, de FiBL Suiza, afirmó que muchas de las tecnologías investigadas ya han alcanzado las fases finales necesarias para su aplicación en las explotaciones agrarias ecológicas. No obstante, señala, se necesita apoyo político a varios niveles y hojas de ruta inteligentes para una adopción rápida y efectiva de los insumos ecológicos por parte de los agricultores.